La tarde se recorre a sí misma, paseando por las calles de
esta inmensa ciudad. Viaja de una punta a la otra, es testigo de las historias
que se posan en cada hoja en blanco. Tantas individualidades narrando un día
más de vida… ¿Acaso somos capaces de reconocer y nombrar los sucesos que
acontecen detrás de bambalinas?
Sentada en el balcón de mi hogar me detengo a respirar el
verde aura que me acerca a la naturaleza salvaje que yace en mi interior. El
aullido de un lobo, los dientes de una pantera, la pausa de un perezoso, el
ímpetu de un potrillo, los ojos del búho que todo lo observan, el barro; las
estaciones que ciclan del cálido verano al crujir de las hojas que anuncian el
otoño, la intimidad del invierno y el renacimiento de la primavera. Tanta
información presente en la observación de la energía que nos arropa y desnuda
y, asimismo, tanta incertidumbre. Me pregunto si podemos respondernos siquiera
quienes somos realmente. Vivimos escribiendo esa novela que intentamos contar
¿A quién está dirigida? ¿A cuántos seres debemos dedicarle los agradecimientos
de esta obra? ¿Existe acaso algún propósito para que ella exista?
Lo cierto es que aquí estamos, viviendo, siendo una misma
energía plasmada en materia y espacio vacío. Inherentemente somos las infinitas
posibilidades del universo en un cuerpo que nace, crece, se desarrolla y muere,
con un alma de diamante aguardando nuestra decisión de pulir y hacer brillar el
fractal que más nos representa para crear. Hay un abismo de libertad en cada
paso, podríamos ser y hacer lo que queramos pero no, elegimos, y allí,
exactamente allí radica nuestra libertad ¿Qué elegimos crear en esta vida?
Hace un tiempo vengo haciéndome esa pregunta… particularmente, elijo vivir momentos de calidad, momentos que valgan
la pena y la gloria de estar caminando en esta vida. Elijo compartir junto a
personas que me hacen bien, que potencian lo mejor de mí, que desean verme
brillar. Elijo bailar y ser parte del aire que me mueve. Elijo amar en el
vértigo de lo desconocido y en la clara conexión que imanta dos cuerpos. Elijo
dar lo mejor de mí para acompañar
procesos que se alimentan en la confianza del cotidiano. Elijo estar presente
para dejar aflorar momentos artísticos que expandan las fronteras de mi
identidad. Elijo estar receptiva para dejarme abrazar y cuidar por los
misterios del devenir.
Aldana Ivette Zabala
20/2/2018
20/2/2018
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