sábado, 23 de febrero de 2013

Ara


La decorosa noche busca darme refugio, resguardar mis palabras, acariciarme el rostro como aceptación…la amargura de la luna solitaria me invita a reflexionar sobre la vida y la lúgubre muerte.
¿Qué es aquello que nos da sentido si no es más que nuestra finitud? Transitamos la vida cargados de mochilas que nosotros mismos nos forjamos, desentendiéndonos de  nuestra verdadera misión. Desviamos la mirada a lo superfluo, tememos hacer lo que queremos por miedo al rechazo… Y en ese ir y venir de ideas descuidamos nuestra alma, repleta de sueños, anhelos y misiones.
Dimensionemos la muerte tanto más que la vida. Si logramos entender que no es mas que nuestro propulsor perderemos el miedo banal al humano.- Este ángel vestido de luto pretende que amemos, que riamos, que corramos sin miedo a tropezar pues todos seremos abrazados por él en el más cálido abrazo al final del recorrido que nos sea dado.
Quien sabe hasta donde llegaré…nadie lo sabe, y es por eso que amo, que sonrío cada mañana, que lucho fervientemente por mis sueños, que busco la felicidad en el detalle. Será entonces que el viento me haga viento con él y yo seré nuevamente feliz, con mi nueva forma, soplando las hojas del otoño en búsqueda que se revalúe la injusta condena de “La Muerte”. Alguno quizá comprenda que esa fue mi misión y que fui feliz y aún lo soy: mi alma soñadora continúa flameando en el pensamiento de quien me haya amado.-   

Tuil. 23.2.13.

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