La
decorosa noche busca darme refugio, resguardar mis palabras, acariciarme el
rostro como aceptación…la amargura de la luna solitaria me invita a reflexionar
sobre la vida y la lúgubre muerte.
¿Qué es
aquello que nos da sentido si no es más que nuestra finitud? Transitamos la
vida cargados de mochilas que nosotros mismos nos forjamos, desentendiéndonos
de nuestra verdadera misión. Desviamos
la mirada a lo superfluo, tememos hacer lo que queremos por miedo al rechazo… Y
en ese ir y venir de ideas descuidamos nuestra alma, repleta de sueños, anhelos
y misiones.
Dimensionemos
la muerte tanto más que la vida. Si logramos entender que no es mas que nuestro
propulsor perderemos el miedo banal al humano.- Este ángel vestido de luto
pretende que amemos, que riamos, que corramos sin miedo a tropezar pues todos
seremos abrazados por él en el más cálido abrazo al final del recorrido que nos
sea dado.
Quien
sabe hasta donde llegaré…nadie lo sabe, y es por eso que amo, que sonrío cada
mañana, que lucho fervientemente por mis sueños, que busco la felicidad en el
detalle. Será entonces que el viento me haga viento con él y yo seré nuevamente
feliz, con mi nueva forma, soplando las hojas del otoño en búsqueda que se
revalúe la injusta condena de “La
Muerte ”. Alguno quizá comprenda que esa fue mi misión y que
fui feliz y aún lo soy: mi alma soñadora continúa flameando en el pensamiento
de quien me haya amado.-
Tuil.
23.2.13.