Transité al límite de una dimensión desconocida, la realidad nos jugaba una mala pasada. No conseguía distinguir en quién confiar, pues había seres con apariencia gentil más luego me traicionaban, tal como los gatos ¡Qué ironía!
Aún no me resignaba, debía haber algo más, alguien diferente. Al transitar logré encontrar almas verdaderamente nobles, que alimentaban mi espíritu y me propulsaban a la locura...Esa locura que te cega, que desorienta, incluso paraliza apreciando lo supremo. No consigo entender por qué me empeñaba en lo utópico, mi vida se había convertido en una quimera.
Me sentí abatida. Una fuerza dentro de mí me exorcizó de lo que era y me dejó moribunda en una isla. Agonizaba. Creí ver pasar mi vida. No podía moverme. Al principio desesperé hasta que me propuse dejarme llevar y disfrutar ese último instante. Experimenté un trance maravilloso de éxtasis y luz. A lo lejos, un sonido encantador aunque oscuro.
Levité hacia la luz al son de la música. Esa fuerza mística penetró en lo más profundo de mi esencia. Miré al cielo y sonreí.
Junio. 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario